Los hay más y menos caprichosos a la hora de cambiar de móvil. Personas a las que les duran meses y otras que tardan años en hacerlo, pero todos en algún momento dejamos atrás nuestro viejo móvil. ¿Y qué hacemos con los móviles que usábamos hasta ahora? Algunos cambiarán de manos dentro de la familia de sus dueños, mientras que otros serán vendidos.
La vía rápida para vender un smartphone usado es recurrir a tiendas o webs que nos dan una valoración directa por él, pero buscar un comprador particular mediante webs como eBay o aplicaciones como Wallapop nos puede aportar un mayor beneficio económico. Y sobre consejos de cómo proceder a esa venta ya hemos hablado anteriormente, pero hoy vamos a darle la vuelta, viendo ejemplos de cómo no hacer anuncio para vender un móvil de segunda mano.
Este anuncio sin foto no vale de nada
Ponte en el lado del comprador. ¿Comprarías un móvil de segunda mano, aunque el anuncio indique que está en perfecto estado, sin ver una foto antes? Pues eso, la primera regla de oro es añadir una (o si son varias mejor) foto del móvil que estás vendiendo.
Pero que sea una foto real
La foto es imprescindible pero de nada vale que pongas una foto genérica del teléfono que estás vendiendo. Los posibles compradores lo que quieren es comprobar el estado actual del móvil, así que tomate la molestia de sacarle fotos.
Ante cualquier defecto que puedas describir, y en ocasiones aunque no hables de ninguno, los posibles compradores te pedirán fotos para comprobar el estado del teléfono. Y si describes que el móvil tiene la pantalla rota enséñala en una foto, no como este vendedor que dice vender un Huawei P8 Lite con la pantalla rota y lo que vemos es una cámara trasera destrozada.
La garantía no es opcional, es obligatoria
Si el móvil tiene todavía vigente la garantía legal del fabricante y/o vendedor, lo más normal es que el vendedor lo indique en el anuncio, ya que también ayuda a la venta. Y si no la tiene las ventas entre particulares no se escapan de la ley, el vendedor tiene obligación de atender averías(no generadas por mal uso) durante seis meses. Por eso, lo de decir que se puede ofrecer garantía por 15 euros más... como que no.
Nuevo a estrenar es lo que es
Los teléfonos nuevos, a estrenar, se venden mucho mejor que esos que ya han pasado meses en un bolsillo. Ahora, el concepto "nuevo sin estrenar" es algo laxo para el vendedor del ZTE que tenemos arriba. Si se ha roto la pantalla, por mucho que no se haya llegado a usar, parece que estrenado ya está. Describe correctamente el estado del móvil que vendes.
Al menos conoce qué móvil vendes
A los posibles compradores les gusta conocer qué móvil se les oferta, por lo que si no conoces exactamente qué móvil tienes es mejor que lo averigües antes de poner un anuncio. El vendedor de este anuncio parece tener un Sony Xperia Z Ultra (o T2 Ultra), aunque en el titular habla de un "Samsung ultra" que no existe. Tampoco sabemos a ciencia cierta qué móvil vende, porque la foto no es suya, está sacada un blog.
¿Usado a precio de nuevo? Mal negocio
Algo que no te ayudará a la venta es pedir un precio similar o cercano al precio del móvil nuevo. Si vas a vender un móvil de segunda mano tienes que asumir que no vas a recuperar lo invertido y tendrás que ofrecerlo por menos de lo que se vende actualmente. Siempre puede haber alguien que pique, pero no lo tendrás fácil.
Seguro que muchos los conocéis de oídas. Son lenguajes de programación con solera, más de la generación de nuestros padres (e incluso abuelos) que de nuestra generación. COBOL se creó en 1959. Fortran, en 1957. Delphi, mucho más moderno, es de 1995. Todos ellos fueron muy populares en su día, pero lo más importante: siguen siendo críticos en diversos escenarios hoy en día.
COBOL es el mejor ejemplo de una situación preocupante: la industria bancaria sigue utilizando sistemas basados en COBOLque gestionan todo tipo de operaciones, y de hecho se estima que solo en Estados Unidos 3 billones de dólares se transfieren a través de unos sistemas que cada vez tienen a menos gente que los entienda.
Desarrolladores de la tercera edad, uníos
Existen empresas que aparentemente tenían que haber cerrado hace años y que están en mejor forma que nunca: Bill Hinshaw, de 75 años, está al frente de una empresa que precisamente da soporte a otras que siguen teniendo sistemas basados en COBOL.
Este veterano que comenzó a programar en los 60 y se hizo un experto en COBOL descubrió cómo 40 o 50 años después no solo no había menos empresas que le llamaban, sino que acababa siendo uno de los pocos recursos que quedaban para solucionar problemas en sistemas COBOL en su zona geográfica.
Hinshaw acabó creando la empresa 'COBOL Cowboys' para contratar a programadores con experiencia en COBOL. La empresa acabó contratando a un buen número de ellos, buena parte de los cuales ya habían alcanzado la jubilación. Los "jovencitos", como él declaraba en broma, "andan por los 40 o los 50".
COBOL puede seguir teniendo mucho sentido
Estos expertos cobran más de 100 dólares por hora por dar soporte a esas empresas que dependen de estos sistemas, y que son incapaces de sustituirlos por otros más modernos: el coste podría ser especialmente alto dada la complejidad de muchos de estos sentidas.
Cuando los mainframes dominaban el mundo: en la imagen, un IBM 360/40 en el campus de la Kyoto Computer Gakuin de Japón que se usaba para la formación de ensamblador, COBOL y Fortran en los años 80. Fuente: Kgc.edu
IBM es una de las empresas que ha descubierto una oportunidad en esta circunstancia. Ha creado una serie de programas de formación para jóvenes desarrolladores, y los responsables de estos programas afirman que han formado a más de 180.000 desarrolladores en 12 años. Donna Dillenberger, una de las responsables de la iniciativa, explicaba que "el que un lenguaje tenga 50 años de edad no significa que no sea bueno".
Algunos argumentan que los bancos deberían migrar a sistemas modernos de forma gradual para minimizar el impacto y los riesgos. Daniel Döderlein, CEO de Auka, explicaba que los sistemas basados en COBOL funcionan bien hoy en día pero siendo un lenguaje tan maduro "la gente que está dando servicio a esta tecnología son una raza moribunda"
Igual deberías aprender COBOL o Fortran, y no JavaScript
La popularidad de los lenguajes modernos hace que JavaScript, Java, C, Python o C# sean los que más desarrolladores eligen para formarse como programadores y desarrollar su carrera profesional, pero puede que esos desarrolladores deban echar una mirada a otras opciones.
Es ahí donde entran estos lenguajes "perdidos", que pueden ser una jugosa oportunidad de negocio. En The Australian contaban hace años como los programadores de Delphi o de DB2 podían cobrar hasta 1.500 dólares (australianos) al día por dar soporte a los sistemas de las empresas que seguían trabajando con dichos lenguajes de programación.
Como explicaban los responsables de empresas con dichos sistemas, las migraciones a plataformas más modernas no era imposible, pero sí era lenta y compleja, lo que hace que los expertos que aún tienen experiencia o conocimientos sobre lenguajes como COBOL, Fortran o Delphi —por poner algunos ejemplos— no solo no sean muy valiosos ahora: lo serán aún más con el paso del tiempo si todo sigue igual.
Microsoft ha hecho de todo en estas dos últimas décadas en cuanto a sistemas operativos se refiere. Nos ha tenido entretenidos, desde luego, con versiones que han tenido tantos aciertos como errores pero con el objetivo constante de tratar de acercar la informática a todo tipo de usuarios.
En la familia de sistemas operativos Windows hay evidentemente versiones que han pasado con más fortuna por nuestros ordenadores que otras. Microsoft dijo adiós ayer a Windows Vista, y ahora muchos vuelven a preguntarse si Windows Vista fue el peor sistema operativo de la historia de Microsoft.
Microsoft nos da una de cal y una de arena
La historia de los distintos sistemas operativos Windows en los últimos años nos dice que por cada buena versión hay una mala a continuación. A Windows 98 (bien) le sucedió Windows Me (mal), tras el cual llegaron Windows XP (bien), Windows Vista (mal), Windows 7 (bien), Windows 8 (mal) y, por fin, Windows 10 (bien).
Aunque hay matices, lo cierto es que esa es la impresión general que han dejado las distintas versiones de Windows citadas, pero como suele ocurrir entre toda esa lista de versiones hay algunas que han sido especialmente criticadas.
Windows Vista es de hecho considerado por muchos como el peor sistema operativo lanzado al mercado por parte de Microsoft, y una década después de su lanzamiento hay algunos argumentos que sostienen esa afirmación.
Windows Vista cometió muchos errores...
Uno de los principales problemas de Windows Vista es que Microsoft simplemente nos vendió el oro y el moro con este desarrollo a priori revolucionario. La empresa de Redmond comenzó a trabajar en él con aquel mastodóntico proyecto llamado Longhorn en mayo de 2001 que finalmente nunca vio la luz.
Entre las opciones de aquel proyecto destacaba la hipotética introducción del prometedor sistema de ficheros WinFS, pero los equipos de Microsoft quisieron abarcar demasiado con esta y otras características que parecían tener sentido en sí mismas pero que nunca llegaron a "jugar en equipo". No había visión de conjunto, y los responsables de Microsoft tuvieron que abandonar aquellas ideas para fijarse un objetivo que les permitiera ofrecer de una vez por todas un sucesor a un Windows XP que amenazaba con ser demasiado insustituible (cosa que acabó siendo para muchos).
Cuando por fin se lanzó el 30 de enero de 2007, Windows Vista recibió críticas de todo tipo. Muchas de ellas iban dirigidas a sus requisitos hardware, que hacían que el novedoso interfaz Windows Aero hiciese que los tiempos de respuesta perjudicasen la experiencia de usuario en equipos modestos. Aero pedía demasiado para lo que hacía.
El precio de las ediciones de Windows Vista (la edición Ultimate costaba 399 dólares) y la inclusión de sistemas de DRM tampoco fueron del agrado de los usuarios, pero si hubo una crítica generalizada fue la que protagonizó el famoso UAC (User Account Control), una característica que permitía controlar los permisos de ejecución de aplicaciones y herramientas según el tipo de usuario, pero que fue implementada de forma horrenda: los cuadros de diálogo de UAC aparecían por todos lados, haciendo de nuevo que la experiencia de usuario saliera perjudicada.
... pero también tuvo muchos aciertos
Las críticas negativas a Windows Vista dejaron sitio para algunos comentarios positivos, y entre ellos destacaron los que se realizaban con respecto a la introducción de DirectX 10, unas APIs que permitían mejorar tanto en el rendimiento como la calidad de los juegos.
Lo que mucha gente no recuerda es que Windows XP recibió también muchas críticas durante su introducción, pero acabó convirtiéndose en uno de los sistemas operativos más "queridos" (si es que se puede decir eso de un sistema operativo) y respetados de Microsoft por los aciertos que se introdujeron con los sucesivos Service Pack.
Con Windows Vista ocurrió algo muy parecido: el SP1 para este sistema operativo corrigió muchos de los defectos que habían asolado este sistema operativo, Aunque volvieron a surgir problemas de compatibilidad entre unos cuantos usuarios, otros muchos —y me incluyo— nos encontramos con mejoras muy relevantes en aspectos prácticos (como la insufrible copia de archivos) y también en otros internos que convertían a Windows Vista en un desarrollo mucho más decente.
Como dije entonces en mi otro blog, bajo mi punto de vista Windows Vista molaba. De hecho las críticas se redujeron notablemente y la cosa mejoró aún más con Windows Vista SP2, en el que sobre todo se afinó la anterior versión con nuevos parches y algunas características curiosas pero casi anecdóticas (soporte de grabación de Blu-ray, por ejemplo).
Después, claro, acabaría llegando el esperado y sobre todo deseado Windows 7, una versión que aún hoy en día es aclamada como la mejor de la historia de Microsoft y que logró aprender de los errores de sus predecesores para plantear una apuesta mucho más acertada. Para algunos como el que suscribe, Windows 7 no fue más que una versión "corregida" de Windows Vista. Algo así como un Windows Vista SP3. Sin los fracasos y errores (iniciales) de Windows Vista, Windows 7 jamás hubiera podido llegar a donde ha llegado.
Seguro que aquí hay opiniones y argumentos de todo tipo, pero aunque Windows Vista fue decepcionante y problemático en sus inicios, logró corregir el paso, y eso es desde luego meritorio. ¿Fue el peor sistema operativo de la historia de Microsoft? Lo dudo, y si hay algún desarrollo que pueda llevarse ese "galardón", ese sería probablemente Windows Me.
Cuando descargué una copia de los datos de mi cuenta de Facebook, nunca esperé ver tanto. Mi perfil no es muy abarcador; prácticamente no publico en el sitio ni le doy clic a los anuncios. (Podría decirse que soy un participante silencioso).
Sin embargo, cuando abrí el archivo, fue como destapar una caja de Pandora.
Con unos clics descubrí que alrededor de 500 anunciantes –muchos de los cuales no sabía absolutamente nada, como Bad Dad (tienda de partes de motocicletas) o Space Jesus (una banda de música electrónica)– tenían mi información de contacto; eso incluye mi correo electrónico, número telefónico y nombre completo. Facebook también tiene los datos de todos mis contactos y hasta el número con el que puedo abrir a distancia la puerta del edificio de apartamentos en el que vivo. La red social hasta mantiene un registro de unas cien personas a las que eliminé como amigos en los últimos catorce años… incluidas mis exparejas.
Hay tantas cosas que Facebook sabe sobre mí; más de lo que yo querría descubrir que sabe. Al revisar todo lo que la empresa de Silicon Valley ha obtenido de mi propia cuenta, decidí entender mejor cómo y por qué mis datos fueron recopilados y guardados. También quise descubrir qué tantos de esos datos pueden ser borrados.
Durante la reciente comparecencia de Mark Zuckerberg ante el Congreso de Estados Unidos, el director ejecutivo de la red social dijo que Facebook tiene una herramienta para descargar tus datos que “permite a las personas ver y sacar toda la información que han metido a Facebook”.
Eso es una ligera exageración: buena parte de la información básica, como mi cumpleaños, no pudo ser borrada. Lo que es más, los pedazos de data recopilada que se me hicieron extremos, como el registro de personas a quienes borré de mi lista de amigos, tampoco pueden ser eliminados.
“No borran nada, y esa es su política general”, dijo Gabriel Weinberg, fundador de DuckDuckGo, que ofrece herramientas de privacidad en línea. Añadió que los datos son guardados para ayudar a las marcas a ofertar anuncios relativamente personalizados.
Beth Gautier, portavoz de Facebook, dijo: “Cuando borras algo, lo retiramos para que no sea visible o accesible en Facebook”. Agregó: “También puedes eliminar tu cuenta cuando quieras. Puede que tarden noventa días en borrarse todas las copias de la información en nuestros servidores”.
Recomiendo ampliamente revisar todos los archivos de tu Facebook si te importa cómo se guarda y utiliza tu información personal. Esto es lo que yo aprendí.
Facebook guarda más de lo que pensamos
Cuando descargas una copia de tus datos, obtienes una carpeta que tiene varios archivos y subcarpetas. La más importante es la que se llama “Índice”, o Index; básicamente contiene todos los datos en bruto de tu cuenta y ahí puedes revisar tu perfil, tu lista de amistades, la sección de Noticias y los mensajes, además de otras herramientas.
Algo que me sorprendió del Índice es una sección llamada Información de Contactos. Ahí estaban los 764 nombres y números telefónicos de todas las personas que tengo guardadas en mi iPhone. Al mirar más de cerca, me di cuenta de que Facebook había guardado toda esta información porque la di de alta cuando comencé a utilizar la aplicación de mensajería, Facebook Messenger.
Eso me preocupó. Esperaba que Messenger utilizara mi lista de contactos para encontrar a otras personas que ya utilizaban la aplicación para que las pudiera contactar más fácilmente y se quedara con la información de contacto respectiva únicamente en los casos de personas que ya usaban Messenger. Pero Facebook guardó la lista entera, incluidos los datos de mi mecánico, una pizzería y el botón para la puerta de mi edificio.
Eso me parece innecesario, aunque Facebook argumenta que guarda tus contactos telefónicos para mantener esa información sincronizada con la lista de contactos de Messenger y para encontrar a personas que recién se unieron al servicio de mensajería. Opté por quitar la opción de sincronizar y eliminé todas las carpetas con mis contactos telefónicos.
Mis datos de Facebook también revelan lo poco que olvida la red social. Por ejemplo, además de registrar la fecha exacta en la que me registré, en 2004, había datos de cuando desactivé mi cuenta en octubre de 2010 y la volví a dar de alta cuatro días después; ni yo recuerdo haberlo hecho.
Facebook también tiene un registro de todas las veces que abrí la red en los últimos dos años, según desde qué aparato y explorador web lo hice. En algunos de los días en el historial también hay registro de mi ubicación, como cuando estuve hospitalizado hace dos años o cuando visité Tokio el año pasado.
La red social tiene estos datos como medida de seguridad para registrar ingresos sospechosos desde aparatos o ubicaciones desconocidas, como cuando los bancos te envían una alerta de posible fraude si se usa tu tarjeta de crédito en un lugar que levante focos rojos. Esta práctica me parece razonable, entonces no intenté borrar la información.
Lo que sí me alertó fueron los datos que había eliminado de manera explícita y que pese a ello seguían ahí. En mi lista de amistades, Facebook tiene un listado de amigos eliminados, con las 112 personas a las que borré junto con la fecha en la que le di clic a “Eliminar”. ¿Por qué querría Facebook recordar a las personas a las que yo borré de mi vida?
La explicación de la empresa me dejó insatisfecho. La compañía dijo que podría utilizar esa lista para que esas personas no aparezcan en mi sección de Noticias cuando Facebook te muestra “Un día como hoy”, publicaciones en las que retoma memorias de años anteriores. Prefiero tener la opción de borrar para siempre la lista de amigos eliminados.
Los anunciantes lo ven todo
Lo que Facebook guardó sobre mí no es ni remotamente tan espeluznante como la cantidad de anunciantes que tienen mi información en sus bases de datos. Esto lo descubrí al darle clic a la sección de anuncios en mi archivo de Facebook, con lo que accedí a un historial de todos los anuncios a los que les di clic mientras estaba usando la red social.
Más abajo, hay una sección llamada “Anunciantes con tu información de contacto”, seguida de una lista de alrededor de 500 marcas; nunca había interactuado con la mayoría de ellas. Algunas sonaban sospechosas: una de ellas se llama “Microphone Check”, o “Prueba de micrófono”, aunque resultó ser un programa de radio. Otras marcas eran más conocidas, como Victoria’s Secret o AARP, la asociaciónestadounidense para personas de edad avanzada.
Facebook dijo que podrían aparecer anunciantes desconocidos en la lista porque habrían obtenido mi información de contacto de algún otro lado, después habrían sumado esta a una lista de personas a las que querían llegar y habrían subido tal lista a Facebook. Las marcas pueden subir sus listas de clientes con una herramienta llamada “Audiencias personalizadas“, que las ayuda a encontrar los perfiles de esos clientes para mostrarles anuncios.
Las marcas pueden obtener tu información de varias maneras, entre ellas:
• Comprarla de proveedores de datos como Acxiom, que tiene una de las bases de datos comerciales sobre consumidores más grandes del mundo. Las marcas pueden comprar sets de datos como el contacto de personas de cierto sector demográfico y luego usar esa información para darles anuncios personalizados, según Michael Priem, director ejecutivo de Modern Impact, una empresa de mercadotecnia con sede en Mineápolis.
En marzo, Facebook anunció que limitaría la práctica de permitirle a los anunciantes poner anuncios a partir de información de teceros como Acxiom.
• Utilizar tecnologías de rastreo como cookies y pixeles invisibles que se cargan en tu explorador web para recoger información sobre tus actividades en estos. Hay muchos rastreadores en internet y Facebook ofrece diez distintos a las marcas para que puedan aprovechar tus datos, de acuerdo con Ghostery, que ofrece herramientas de privacidad para bloquear anuncios y rastreadores. Los anunciantes pueden tomar partes de los datos que recopilaron con rastreadores y subirlos a la herramienta de “Audiencias personalizadas” para mostrarte anuncios en Facebook.
• También hay maneras más sencillas. Alguien con quien compartiste tus datos podría dárselos a otra entidad. Por ejemplo, si tienes un programa de lealtad con tu tarjeta de crédito, esta quizá comparta tu información con una cadena hotelera y esta, a su vez, la usa para mostrarte anuncios en Facebook.
El punto es que incluso la información de un participante silencioso de Facebook como yo, que no le ha dado clic a prácticamente ningún anuncio digital, está expuesta a una cantidad enorme de anunciantes. Esto no fue completamente sorprendente, pero ver la lista de las marcas desconocidas que tienen mis datos fue como recibir un balde de agua fría que lo volvió realidad.
Intenté contactar a algunos de esos anunciantes, como el fabricante de juguetes Very Important Puppets, para preguntarles qué han hecho con mis datos. No respondieron.
Más allá de Facebook
Seamos claros: Facebook es apenas la punta del iceberg cuando se trata de qué información han juntado sobre mí las empresas de tecnología.
A sabiendas de esto, también descargué copias de mis datos en Google.Los archivos de datos eran mucho mayores que los de Facebook. Tan solo el archivo de Google para mi cuenta de correo personal pesaba ocho gigabytes, comparable a la memoria necesaria para guardar dos mil horas de música. En comparación, mi archivo de Facebook era de unos 650 megabytes, alrededor de cien horas de música.
Lo que más me sorprendió es qué recopiló Google sobre mí: en un archivo llamado “Anuncios”, Google guardó un historial de todos los artículos noticiosos que he leído; desde una nota de Newsweek sobre empleados de Apple que se han estrellado contra muros de vidrio en sus nuevas oficinas hasta un artículo de The New York Times que presenta al editor de la columna de Modern Love.
En otra carpeta, titulada “Android”, Google tenía un registro de las aplicaciones que he abierto en un teléfono celular con ese sistema operativo desde 2015, con la fecha y hora en la que lo hice. Me pareció extremadamente detallado.
Google no respondió de manera inmediata a las solicitudes para hacer comentarios.
Algo que no me dejó tan mal sabor de boca fue el archivo de mis datos en LinkedIn. Pesa menos de un megabyte y tiene exactamente lo que esperaba: bases de datos con mis contactos en el servicio e información que sí había agregado a mi perfil.
Aunque eso fue poco alivio ante lo demás.
Les advierto: una vez que miras todos los datos que han sido recolectados sobre ti, no puedes obviar todo lo que viste.
La próxima gran actualización de primavera para Windows 10 traerá grandes novedades (llegará el 30 de abril), y aunque la compañía centró la atención en un principio en la realidad mixta en su anterior actualización (la de otoño), en esta ocasión no va a olvidar incluir funciones muy importantes que mejorarán la productividad de los usuarios más comunes. Una de ellas es la llamada "Timeline", una característica que ya mostraron hace un año en la conferencia de desarrolladores Built y de la que ahora obtenemos más detalles gracias a nuestros compañeros de la edición en inglés.
Para que lo entiendas de una manera rápida y efectiva, podemos decir que Timeline es un registro interactivo de toda nuestra actividad frente al PC o cualquier dispositivo inteligente. Recuerda mucho al historial de un navegador, con la diferencia de que en este log se guardará toda y cada una de las acciones que hagamos delante de nuestro equipo. Lo más interesante es que el registro está vinculado a la cuenta de Microsoft, por lo que la función también será capaz de guardar información relacionada con la navegación web desde Edge en iOS y Android y la gestión de documentos de Office 365 en ambas plataformas.
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Timeline almacenará un total de 30 días de actividad, y para lanzar la ventana sólo tendremos que pulsar Windows+Tab para llamar a la función, un atajo similar al intercambiador de aplicación (Alt+Tab). ¿Recuerdas haber editado un documento hace unos días pero no recuerdas el nombre? ¿Cuál era esa página en la que viste esta oferta tan buena? Todas esas preguntas tendrás ahora respuesta.
Es sin duda una función que una vez en funcionamiento no podremos dejar de usar, aunque puede que nos sintamos estar viviendo en un Gran Hermano constante, si es que ya no tuviéramos suficiente con el resto de servicios de internet.