China está construyendo el sistema de reconocimiento facial más poderoso del mundo. No podía ser de otra forma, puesto que el objetivo es identificar a cualquiera de sus más de 1.300 millones de habitantes en tan solo 3 segundos, y con un porcentaje de eficacia del 90%. Ya veíamos materializado el paisaje que dibujó Minority Report en la pantalla publicitaria de Picadilly Circus, pero este sistema de reconocimiento es un paso mucho más serio. Eso sí, con la cantidad de personas que utiliza mascarilla en China (tanto por la contaminación como por pudor), las autoridades tienen un trabajo doble: reconocer las caras de sus habitantes con y sin protector.
Según indica el South China Morning Post, el Ministerio de Seguridad Pública puso en marcha el proyecto en 2015, en colaboración con la compañía de seguridad Isvision. La intención de las autoridades chinas es desplegar una red de cámaras a lo largo de toda la nación. El sistema también puede conectarse a las cámaras de vigilancia que ya están instaladas, y utilizará los servicios en la nube para almacenar y procesar los datos.
La enorme población china y la seguridad, principales problemas
Aunque la finalización del proyecto está cerca, todavía no hay una fecha concreta. Las principales dificultades técnicas son evidentes. Chen Jiansheng, profesor asociado de ingeniería eléctrica en la Universidad de Tsinghua, y miembro del Comité de Estandarización chino, declaró que manejar los datos de más de 1.300 millones de personas supone construir una herramienta de una escala sin precedentes, ya que ningún país tiene el volumen de población que tiene China. Además, hay que superar los límites de la tecnología actual de reconocimiento facial. El sistema vigente opera a mucha menor escala, principalmente en las bases de datos policiales y determinadas ciudades. Si se pretende conseguir el objetivo de identificar a una persona china en solo 3 segundos, queda bastante trabajo por hacer.
Por otra parte, el objetivo oficial de China con este sistema de reconocimiento es aumentar la seguridad y prevenir actividades criminales. Pero las consecuencias pueden ser, precisamente, las contrarias. Una base de datos personales de semejante magnitud constituye un objetivo muy apetecible para hackers con aviesas intenciones. Dado que el sistema trabajará en la nube, eso atraerá la atención de la delincuencia digital.
Además, según el profesor de ciencia computacional Cheng Mingming, la escala del proyecto no impediría que la información se pueda almacenar en discos duros portátiles sin dificultad. Esto incrementa el riesgo de robo de datos, lo que puede acarrear un inmenso problema. Sin embargo, desde el Ministerio de Seguridad Pública desechan esta posibilidad. “Descargar todos los datos es tan difícil como lanzar un misil nuclear. Requiere la autorización simultánea de multitud de oficiales de alto rango”, afirman.
Crece la presencia de la tecnología de reconocimiento facial
Las empresas chinas ya están llevando la tecnología de reconocimiento facial a los niveles que, hace tan solo unos años, auguraban los relatos de ciencia-ficción. Con apenas sonreír o parpadear ante una cámara, los estudiantes de China pueden acceder a las instalaciones universitarias. Los viajeros pueden adquirir pasajes de avión. Se puede pagar un menú en el KFC. Incluso hay lavabos públicos en Beijing que cortan el suministro de toallas de papel a los usuarios que han utilizado demasiadas.
De esta forma, el reconocimiento facial puede generar nuevas formas de negocio. Esto repercutiría en el beneficio de la economía del país, y generaría una demanda creciente de la población. Pero tales comodidades supondrían la intromisión en ciertos derechos fundamentales. Y todo ello sin tener en cuenta el precedente que sentaría este sistema chino de reconocimiento facial, sobre todo para naciones deseosas de saber qué hace su población a cada momento. Saber qué hace la gente permitiría condicionar sus actos.
¿A alguien le suena “1984”? El debate está servido.
Fuente: tuexperto.com
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