Albert Gea/Reuters
Tuan Pham despertó cuando la policía entró a la fuerza a su casa en Hanói, Vietnam, una tarde húmeda de finales de primavera.
Lo escoltaron a una estación de policía y le exigieron que les entregara la contraseña de su cuenta de Facebook. Tuan, un ingeniero en computación, había escrito y publicado recientemente un poema en la red social que criticaba la manera en que era dirigido el país comunista.
El arresto de Tuan ocurrió tan solo semanas después de que Facebook le ofreció una gran muestra de reconciliación al gobierno de Vietnam: la directora de gestión de políticas globales de Facebook, Monika Bickert, se reunió con un alto funcionario vietnamita en abril y prometió eliminar información de la red social que violara las leyes del país asiático.
Aunque Facebook dijo que sus políticas en Vietnam no han cambiado, y que tiene un proceso consistente para que los gobiernos reporten contenido ilegal, el gobierno vietnamita indicó que la red social había acordado ayudar a crear un nuevo canal de comunicaciones para dar prioridad a las peticiones de Hanói y eliminar lo que el régimen consideraba publicaciones imprecisas acerca de los líderes del país.
La empresa tecnológica busca añadir otros mil millones de clientes en varios países en vías de desarrollo como Vietnam, así como impulsar su negocio publicitario, y la promesa que Facebook le hizo a Vietnam ayudó al gigante de las redes sociales a aplacar a un gobierno que había hecho un llamado para que las empresas locales no se anunciaran en sitios extranjeros como Facebook.
El internet se está fragmentando y las empresas tecnológicas más grandes del mundo han tenido que enviar representantes para contener el daño que ese tipo de divisiones supone para sus ambiciones de expansión.
El internet desde hace mucho ha tenido una reputación de ser un lugar en el que todo puede pasar y al que solo algunos países han intentado controlar de manera considerable, sobre todo China. Pero en años recientes, sucesos tan variados como la Primavera Árabe o las elecciones en Francia han hecho que los gobiernos se den cuenta de cómo han perdido algo de control en cuanto a las expresiones en línea, el comercio y la política en su propio territorio.
Conforme los países intentan recuperar el poder en la web, se gesta un enfrentamiento entre los gobiernos y las compañías de internet. Algunas de las empresas más grandes del mundo —entre ellas Google, Apple, Facebook, Amazon y Alibaba— se ven en la necesidad de jugar bajo un nuevo conjunto de reglas.
Facebook encapsula las razones por las que el internet se ha fragmentado y, cada vez más, también sus consecuencias. La empresa ha obtenido un alcance tan grande que más de 2000 millones de personas utilizan Facebook cada mes. Y Mark Zuckerberg, el director ejecutivo de esta red, quiere que ese dominio crezca.
Sin embargo, los políticos han contraatacado. China, que bloqueó Facebook en 2009, se ha resistido a las iniciativas de Zuckerberg para hacer que la red social de nuevo funcione en el país. En Europa, los funcionarios han repudiado los intentos de Facebook de reunir datos a partir de sus aplicaciones de mensajerías y sitios web de terceros.
La pelea del gigante de Silicon Valley con el internet fracturado solo va a aumentar. Facebook ha alcanzado casi a todos los que tienen alguna forma de acceso a internet, excepto a China. Capturar a esos usuarios que faltan —entre ellos, en países asiáticos como Vietnam y países africanos como Kenya— podría involucrar murallas más estrictas por parte del gobierno.
“Entendemos y aceptamos que no todos comparten nuestros ideales”, dijo Elliot Schrange, el vicepresidente de Comunicaciones y Políticas Públicas de Facebook. “Pero cuando revisas los datos y de verdad escuchas a las personas en todo el mundo que dependen de nuestro servicio, está claro que hacemos un buen trabajo para unir a la gente más que para polarizarla”.
Aunque Facebook haya encontrado una manera de entrar a China ahora, no garantizaría su éxito financiero. La abrumadora mayoría de los ciudadanos chinos utilizan servicios en línea locales como Qihoo 360 y Sina Weibo. Ninguna aplicación estadounidense se encuentra en la lista de los 50 servicios más populares en China, de acuerdo con SAMPi, una firma de investigación de mercado.
En 2016, Facebook dio pasos tentativos para aceptar las políticas de censura de China. Ese verano, Facebook desarrolló una herramienta que podía eliminar publicaciones en ciertas zonas geográficas, reportó The New York Times el año pasado. La idea era que ayudaría a la empresa a entrar a China al permitir que Facebook o un socio local censurara contenido según las exigencias de Pekín. La herramienta no se empleó.
A pesar de todo el cortejo, las cosas no funcionaron del todo.
“Hay un interés por parte de ambos bandos, así que puede introducirse algún tipo de producto”, dijo Kai-Fu Lee, exdirector de Google en China, quien ahora opera una firma de capital de riesgo en Pekín. “Pero lo que quiere Facebook es imposible, y lo que pueden obtener quizá no es muy significativo”.
El verano pasado, correos electrónicos entre miembros del equipo de políticas globales de Facebook daban cuenta de los toques finales para los planes preparados desde hace más de dos años para que WhatsApp, la aplicación de mensajería que Facebook compró en 2014, comenzara a compartir datos de sus mil millones de usuarios con su nueva empresa matriz. La empresa planeaba utilizar los datos para confeccionar anuncios en los otros servicios de Facebook y detener los mensajes basura en WhatsApp.
A pesar de toda su planeación, Facebook se vio afectado por una gran represalia. Un mes después de que el acuerdo de compartir datos comenzara en agosto de 2016, los funcionarios de privacidad de Alemania le ordenaron a WhatsApp que dejara de compartir información de sus 36 millones de usuarios locales a Facebook, y argumentaron que la gente no tenía suficiente autoridad en torno a cómo se usarían. El órgano de control de privacidad británico pronto hizo lo mismo.
Para finales de octubre, las 28 autoridades nacionales europeas de protección de datos se unieron para pedirle a Facebook que dejara esta práctica. Facebook canceló en silencio sus planes en Europa. Ha seguido recolectando la información de la gente en otras regiones.
“Cada vez hay más conciencia de que los datos de la gente son controlados por grandes participantes estadounidenses”, dijo Isabelle Falque-Pierrotin, reguladora de privacidad de Francia. “Estas empresas ahora saben que los tiempos han cambiado”.
Como una empresa de tecnología cuyo negocio publicitario requiere cosechar información digital, Facebook a menudo ha subestimado las profundas emociones que los funcionarios y ciudadanos europeos han vinculado con la recolección de ese tipo de detalles. Eso data de la época de la Guerra Fría, cuando muchos europeos eran monitoreados de manera rutinaria por la policía secreta.
En entrevistas, Facebook negó que haya usado de manera irresponsable la información en línea y dijo que cumple con reglas nacionales en todos los lugares donde opera. Cuestionó si la postura de Europa ha sido efectiva al proteger la privacidad de los individuos en una época en que la región sigue estando retrasada respecto de Estados Unidos y China en cuanto a todo lo digital.
Aun así, la empresa dijo que respetaba la postura de Europa en torno a la protección de datos, sobre todo en Alemania, donde muchos ciudadanos recuerdan muy bien la vigilancia gubernamental.
“No hay duda de que el gobierno alemán es una voz fuerte dentro de la Comunidad Europea”, dijo Richard Allen, el director de Políticas Públicas de Facebook en Europa. “Nos parece que su franqueza es muy útil”.
Lo que potencialmente es más preocupante para Facebook es la manera en que la opinión de Europa en torno a la privacidad se está exportando. Países desde Brasil hasta Malasia, que son cruciales para el crecimiento de Facebook, han incorporado gran parte de las severas reglas europeas de privacidad en su legislación.
Bloqueado en China y detenido por los reguladores en Europa, Facebook está intentando convertirse en “el internet” en África. Ayudando a que la gente esté en línea, subsidiando el acceso e intentando lanzar satélites para transmitir el internet a los mercados que desea, Facebook se ha convertido en una fuerza dominante en un continente que rápidamente está conectándose a internet.
Sin embargo, eso le ha dado un poder que ha incomodado a algunos en África.
Algunos países han bloqueado el acceso al sitio, y los fuereños se han quejado de que Facebook podría sofocar las iniciativas de empresas de internet rivales. Su competencia con otras empresas de internet estadounidenses y chinas ha hecho que se compare esta época con una era pasada de colonialismo.
“Queremos llevar la conectividad al mundo”, dijo Jay Parikh, vicepresidente de Ingeniería de Facebook que supervisa los planes de la empresa para utilizar drones, satélites y otras tecnologías para conectar a los países en vías de desarrollo.
Fuente: The New York Times
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